viernes, 8 de diciembre de 2017

A PROPÓSITO DEL PUNTO CUBANO




Autor Eduardo Abela

 Por estos días hemos tenido un  noticia cultural relevante, que ha pasado un poco al segundo plano, cuando en realidad es para celebrar y reflexionar: el “punto cubano” esa forma  de la música campesina devenida en folklor ha sido declarado “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad” por la UNESCO y para el cubano del siglo XXI eso le dice muy poco, por el encasillamiento de esta forma auténtica de hacer música como cosa de antaño, cuando en realidad aún en muchos lugares del campo profundo hay guajiros que entonan esta forma de hacer música.

 Sus inicios se remontan al siglo XIX cuando ya se hacen claras las evidencias de una música campesina de fuerte raíz hispánica, producto de un proceso de asimilación que produjo diferentes estilos de acuerdo a la región donde se desarrollaba. En las zonas rurales de la isla y principalmente en el centro y el occidente fue mayoritaria una población campesina de origen canario, cuya emigración fue muy importante desde mediados del siglo XVIII.

 Ya a inicios del siglo XIX se encuentran definidos en los campos de estas regiones de Cuba, formas folklóricas como, los romances, los cantos de cuna, las rondas, el punto guajiro, la controversia y el zapateo. Las formas musicales tendrán un lento proceso de aculturación a lo largo de todo el siglo XIX acompañadas principalmente de instrumentos de cuerda como el laud, la guitarra y el cubanísimo tres, variante de la guitarra caracterizada por el encordamiento por pareja de las seis cuerdas, típico de los campos de Cuba e imprescindibles en cualquiera de las formas de la música campesina cubana. A estos instrumentos de cuerda se le unen otros también de origen cubano, como la clave, el guayo, el güiro y la marímbula.

 El punto cubano tiene a la décima improvisada como su pilar literario muchas veces acompañadas por una tonada típica de cada región, que recogían su sentir personal, pero también social a lo largo del devenir de los años.

 Con la aparición de la radio el punto y las tonadas campesinas se expandieron por todo el territorio nacional como la “música del campesino cubano”, aunque no podemos olvidar que de igual origen montuno es el son oriental con sus variantes el nengón, el quiribá y el changüí, todas ellas también música campesina, pero más mestiza, en la que la presencia de la música africana en franco proceso de aculturación, le da otro matiz a la música del campo cubano, que no fue solo blanca y europea.


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