martes, 5 de diciembre de 2017

CULTO A LA PERSONALIDAD



“Yo no trabajo por mi fama, porque toda la del mundo
Cabe en un grano de maíz”
José Martí
 Cuando estudié marxismo y todas esas esencias de su programática de filosófica que a veces se hacía ininteligible e incomprensible para el pueblo llano, luchador, triunfador y también perdedor, se resaltaba extraordinariamente el rechazo a una tendencia humana para nada nueva en la historia del hombre: “El culto a la personalidad”, fenómeno de idolatría y deformación que elevó a los faraones y otras pléyades de gobernante a  la esencia de divinos resolvedores de problemas y a los grandes benefactores de la humanidad a la silla de  sentados a la diestra de Dios como Jesús, el carpintero de Belén, quien por el hombre humilde  luchó y murió y por obra y gracia de sus seguidores y de los oportunistas que nunca faltan se fue desdibujando humano para ganar el  rol de hijo de Dios e infalible dador de la palabra de Dios. 
En otras épocas, religiones y culturas el fenómeno se ha dado a modo de perpetuar la “individualidad sumadora del hombre colectivo” a modo de perpetuar grandes figuras, buenas ideas e impulsar una continuidad que debe estar basada en los objetivos a alcanzar y no en la perpetuación  de un catecismo memorístico que marque ruta antes de aprender a andar.
 Soy socialista porque creo en el hombre COLECTIVO, el hombre pueblo, sabio e implacable, formado en sus experiencias de vida diaria y que hace parir “héroes” cuando la circunstancias lo amerita y la necesidad dialéctica pone al frente de esos procesos al indio, al analfabeto, al obrero simple, al que más necesita el momento histórico.
 Aprender historia en una necesidad de pueblo, que sepa de su pasado, de sus héroes, de sus procesos, esa es la base de un camino futuro, pero el culto a priori a veces sin aquilatar el tamaño de la idolatría no es sano sino desmovilizador, porque lo único eterno son las ideas nobles, el principio básico de la unidad como base de la supervivencia de lo hecho y lo por hacer, el día a día cuando el   Hombre Pueblo  marcar la ruta, construye esperanza en los momentos duros y aliento en la lucha.
 Toda espiritualidad requiere de sus símbolos e ideas, los valores crecen, ese  es el culto mayor  al ser humano lo demás polvo de estrella que somos todos.

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