martes, 13 de septiembre de 2016

MARTÍ ES LA IDEA DEL BIEN QUE ÉL DESCRIBIÓ





Busto de José Martí, autora Lucía Bacardí, 1916
 
En la  Clausura de la Conferencia  Internacional Por El Equilibrio del Mundo, celebrada en La Habana los día 28 y 29 de enero del 2003, el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro fue el encargado de cerrar aquel evento, que reunió a investigadores cubanos y extranjeros alrededor del conocimiento del pensamiento de José Martí, de aquellas palabras traemos una selección:

«¿Qué significa Martí para los cubanos?
En un documento denominado «El Presidio Político en Cuba», Martí cuando tenía 18 años, después de sufrir cruel prisión a los 16 con grilletes de hierro atados a sus pies afirmó: “Dios existe, sin embargo, en la idea del bien, que vela el  nacimiento de cada ser, y deja en el alma que se encarna en él una lágrima pura. El bien es Dios. La lágrima es la fuente de sentimiento eterno.”

 «Para nosotros los cubanos, Martí es la idea del bien que él describió.

«Los que reanudamos el 26 de julio de 1953 la lucha por la independencia, iniciada el 10 de octubre de 1868 precisamente cuando se cumplían cien años del nacimiento de Martí, de él habíamos recibido, por encima de todo, los principios éticos sin los cuales no puede siquiera concebirse una revolución. De él recibimos igualmente su inspirador patriotismo y un concepto tan alto de honor y de la dignidad humana como nadie en el mundo podría habernos enseñado.

«Fue un hombre verdaderamente extraordinario y excepcional. Hijo de militar, nacido en un hogar de padre y madre españoles, deriva en profeta y forjador de la independencia de la tierra que lo vio nacer; intelectual y poeta, siendo un adolescente al iniciarse la primera gran contienda, fue capaz más tarde de conquistar el corazón, el respeto, la adhesión y el acatamiento de viejos y experimentados jefes militares que se llenaron de gloria en aquella guerra.

«Amante fervoroso de la paz, la unión y armonía entre los hombres, no vaciló en organizar e iniciar la guerra justa y necesaria contra el coloniaje y la injusticia. Su sangre fue la primera en derramarse y su vida la primera en ofrendarse como símbolo imborrable de altruismo y desprendimiento personal.  Olvidado y aún desconocido durante muchos años por gran parte del pueblo por cuya independencia luchó, de  sus cenizas, como ave Fénix, emanaron sus inmortales ideas para que casi medio siglo después de su muerte un pueblo entero se enfrascara en colosal lucha, que significó el enfrentamiento al adversario más poderoso que un país grande o pequeño hubiese conocido jamás.
«Más allá de Cuba, ¿qué recibió de él el mundo? Un ejemplo excepcional de creador y humanista digno de recordarse a lo largo de los siglos.

«¿Por quiénes y por qué? Por los mismos que hoy luchan y los que mañana lucharán por los mismos sueños y esperanzas de salvar al mundo, y porque quiso el azar que hoy la humanidad perciba sobre ella y tome conciencia de los riesgos que él previó y advirtió con su visión profunda y su genial talento.

« El día en que cayó, el 19 de mayo de 1895, Martí se inmolaba por el derecho a la vida de todos los habitantes del planeta.

« Es la ya famosa carta inconclusa a su amigo entrañable Manuel Mercado, que Martí interrumpe para marchar sin que nadie pudiera impedirlo a un inesperado combate, reveló para la historia su más íntimo pensamiento, que no por conocido y repetido dejaré de consignar una vez más: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber, (…)de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso.”

« Semanas antes, al suscribir en Santo Domingo el Manifiesto de Montecristi junto al ejemplar patriota latinoamericano Máximo Gómez, de origen dominicano y escogido por Martí como jefe militar de las fuerzas cubanas, próximo a partir hacia Cuba, entre otra muchas y brillantes ideas revolucionarias, Martí escribió algo tan admirable que, aun a riesgo de aburrir, también necesito repetir: “La guerra de independencia de Cuba(…) es suceso de gran alcance humano, y servicio oportuno que el heroísmo juicioso de las Antillas presta a la firmeza y trato justo de las naciones americanas, y al equilibrio aún vacilante del mundo.»

Cuán precozmente escribió esta frase, que se ha convertido en el tema principal de este encuentro. Nada hay hoy más necesario y vital que ese  distante y al parecer utópico equilibrio.
 En este instante en que se conmemora el 150 aniversario del natalicio de José Martí, el hombre que quizás por vez primera en la historia planteó el concepto del equilibrio del mundial, una guerra  está por comenzar como consecuencia del más colosal desequilibrio en el terreno militar que jamás existió sobre la Tierra.(…)
  Nadie crea que los individuos hacen la historia. Los factores subjetivos influyen, aceleran con sus aciertos o retrasan con sus insuficiencias y errores los procesos históricos, pero no determinan el resultado final. Ni siquiera un hombre tan genial como Martí –podría decirse igualmente de Bolívar, Sucre, Juárez, Lincoln y otros muchos hombres admirables como ellos- habría sido conocido por la historia de haber nacido por ejemplo treinta años antes o después.

En el caso de Cuba. De haber nacido nuestro Héroe Nacional en 1823 y cumplido 30 años en 1853, en medio de una sociedad esclavista y anexionista dueña de plantaciones y enormes masas de esclavos, y sin existir todavía el poderoso sentimiento nacional y patriótico forjado por los gloriosos precursores, no habría sido posible entonces el inmenso papel que  desempeñó  en la historia de nuestra Patria.
 Si algo me atrevo a sugerir a los ilustres visitantes aquí reunidos sería lo que veo que ya están haciendo. No obstante, a riesgo de cansarlos me permito repetir y reiterar: frente a las armas sofisticadas y destructoras con que quieren amedrentarnos y someternos a un orden económico y social mundial injusto, irracional e insostenible: ¡sembrar ideas! ¡sembrar ideas! ¡y sembrar ideas!;¡sembrar conciencia!, ¡sembrar conciencia! ¡y sembrar conciencia!

Muchas gracias.


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