JOSÉ MARTÍ, AUTORETRATO
«La honradez debía ser
como el aire y como el sol,
tan natural que no se tuviera que hablar de ella…»
José Martí
Siguiendo la
pauta sobre el pensamiento martiano y la
magnífica recopilación hecha por Jorge Sergio Batlle en su libro “José
Martí, aforismos” quiero acercarme a los criterios del Apóstol sobre la
honradez, uno de los valores que estamos necesitado de rescatar si queremos
construir una sociedad justa y superior, porque esa virtud humana que no es
innata debe nacer en la familia inculcada por ella a cada uno de sus miembros y
reforzada luego por los mecanismos sociales como la escuelas y sus instituciones
culturales, pero si se carece de honradez, si el doble rasero y la simulación
son los antivalores predominantes poco se podrá hacer porque sea
una virtud imprescindible del cubano de hoy.
Estas
son las valoraciones de Martí sobre esta categoría de lo esencial humano:
«Un hombre que oculta lo
que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado. Un
hombre que obedece un mal gobierno, sin trabajar para que el gobierno sea
bueno, no es un hombre honrado. Un hombre que se conforma con obedecer a leyes
injustas y permite que pisen el país en que nació los hombres que se lo
maltratan, no es un hombre honrado.»[1]
« (…) hay un campo en que
los hombres se dan las manos, que es el de la honradez, donde se respeta, y aún
se ama por su virtud a los adversarios constantes y veraces»[2]
«Lo que daña no es ser
honrado, sino serlo a medias»[3]
En tiempos difíciles la honradez es un lujo y
la simulación una moda.
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