El
gran escritor cubano José Lezama Lima decía que el ángel titular de los cubanos
era el “Ángel de la Jiribilla”, esa figura que no sabemos cómo pero nos incita
a seguir adelante con alegría y ganas de vivir cuando las cosas se pone “color
de hormiga”, ya sea en la vida personal o en la social, en Cuba o en cualquier
parte que el azar y las circunstancias hayan puesto a un cubano.
Osvaldo Doimeadios, actor cubano, más valorado
por actor humorista que por el filósofo popular que es, es tal vez quien mejor
representa a esa tropé de actores, que desde los escenarios, la radio, la
televisión o en cualquier acto que lo dejen se encargan de que nos olvidemos
que nuestros problemas existen y sigamos adelante como si no pasara nada,
gracias a la mayor virtud del “Ángel de la Jiribilla”, la alegría, las ganas de
vivir, el no rendirse nunca y salir adelante “donde esté”.
Somos como somos, producto de ese ajiaco
criollo que mezcló no solos las razas, sino las culturas en una isla que no sabemos si tiene forma de cocodrilo o de “lagartijo”,
ese bichito pequeño que vemos en cualquier casa o paisaje cubano, resistiendo y
alimentándose de lo que puede, ¿qué le recuerda eso?, de todos los colores,
pero sin meterse con nadie.
Ahora estamos en la mira de todo el mundo, ya
no nos ignoran, ahora esperan que cambiemos, ¿para qué?,…bueno para que nos
parezcamos a todo el mundo, para que hayan huelgas en Cuba, tengamos un alto
índice de mortalidad infantil, tengamos una pandillas de panzones llenos de
anillos y dueños de la mitad del país, que haya guerras internas y páginas
amarillas que cuenten cómo se mata la gente por cualquier cosa, para que los
cubanos seamos desiguales por principio, y haya elecciones cada cuatro años y
siempre suban los mismos al poder para robarse el presupuesto y dejemos las
puertas abiertas al juego, la prostitución institucinalizada, las drogas duras
y todas esas “bellas cosas” de la gente de la postmodernidad.
Pués no puede ser!!, como decía Cheo Malanga ,
otro célebre personaje de la Iliada
humorística cubana, somos pobre pero no comemierdas y sabemos que entre nosotros
hay ya aspirantes a panzones que por supuesto con tal de beneficiarse quieren
el cambio pa’tra, y aunque vuelva otro presidente yanqui, con falda o con
pantalones, a decirnos que olvidemos y construyamos el futuro a su manera,
seguiremos aquí, comiendo y repartiendo
entre todos lo poco que tenemos y eso nos lo enseñó el hijo de otro Ángel, Castro
de apellido que era gallego, esa raza hispana de la cual tenemos mucho y que
junto al negro y todos los santos forman el panteón de la nacionalidad cubana.
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