Hoy
en día las tecnologías digitales y el acceso muy amplio que a ella tiene un
buen número de persona en la población mundial, convierte hoy en un “ruido” lo
que podría ser el ejercicio del criterio, porque muchos han convertido el opinar
en una manera de burlarse de la información misma y de la opinión ajena dada la
impunidad que da la soledad cibernética
y las enormes frustraciones que hoy tienen los seres humanos.
Opinar en un foro es hoy muy cotidiano, aun
cuando el que opina apenas sabe de qué se está hablando, pero al mismo tiempo
con la saturación de “información” de los grandes medios y de los intereses de
los más poderosos en política y economía básicamente, hacen que la “formación
de opiniones” caiga en terreno de la manipulación, dada las verdades a medias,
mentiras solapadas y silencio sobre “lo que no me conviene”.
Volvemos a la doctrina de “Miente, miente, que
algo queda” que la propaganda nazi hizo política de estado, todos sabemos sus
consecuencias en vidas humanas, que fue lo más doloroso, y eso sigue siendo hoy
elementos para crear tendencias de opinión y manipulación mediática, a eso nos
enfrentamos los cubanos.
Hablo en plural, aunque me queda claro que la
pragmática informativa y las dificultades reales que hemos enfrentado como
sociedad, por todos los factores conocidos de agresión externa de los Estados
Unidos y errores internos de intolerancia e inmovilismo, ha calado en muchas
personas que solo quieren “vivir bien” ellos, aunque sea a costa de los otros y
las consecuencias ha sido el crecimiento del descontrol, la corrupción , la desidia
y la pasividad ideológica ante el bombardeo “inocente y constante” del modo de
vida capitalista, creador de tantas cosas buenas, creador de tantas desgracias,
capaz de hacer desechable a los seres humanos, de convertir el tráfico de
droga, armas y seres humanos en los negocios más lucrativos de la tierra.
Y sigo con las doctrinas de José Martí, al
lado de los pobres de la tierra, porque ellos no son desechables sino ese
potencial que salvará la humanidad, si su aspiración es vivir en convivencia y
con prosperidad digna para todos, lo otro, será condenar a la humanidad a una
desaparición prematura y acelerada.
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