2016,
está por ser historia, le faltan menos de quince días para iniciar otro ciclo
de rotación terrestre, tan marcante como los pasados pero ahora con nuevas
esperanza de que todo marche mejor, que
la felicidad y la paz llene la vida de los seres humanos y que la bondad sea el
norte por el que se guíen todos los seres pensantes de la tierra.
¿Será
mucho pedir?
Los cubanos nos preparamos para continuar una obra de amor que nos convirtió en un NOSOTROS antes de
pensar en YO, divisa aprendida con el desasosiego de los días pasados, en medio
de carencias, dificultades cotidianas de todo tipo y el EGOISMO creciendo entre
nosotros como nunca antes.
¿Será
que al final perderemos la esperanza y cada uno pensará en su mejor parte de
forma individualista?, yo sigo pensando como José Martí, creyendo en el
mejoramiento humano y en la posibilidad de conquistar la mayor cantidad de
justicia posible para todos y no solo para el que pueda sobornar al
funcionario, al vendedor, al maestro, al médico, a tanta gente buena, por el
solo hecho de salir primero de una cola, resolver su problema antes que los
otros, porque lo pueden pagar y luego decir que todos tienen un precio.
¿Qué
precio tiene la dignidad, la vergüenza, los principios, los valores, la decencia,
el ser bueno? Son invaluable, porque los que llevan esas ideas de
espiritualidad mayor no miran de qué lado se vive mejor, sino de que la lado
está la justicia, y vuelvo a Martí, tan presente, tan crecido, que su sobra
llega hasta los que no saben mucho de él, hasta los que no lo citan y
simplemente siguen el corazón y la mente para crear esa espiritualidad elevada
que nos hará ciudadanos de todos los tiempos, no de una época, ni de una
coyuntura.
Felices Pascuas, en Cuba la celebraremos como
siempre, en familia, brindando con el vecino, devolviendo al árbol navideño la
sencillez de la dignidad, a Jesucristo, su forma humana para estar al lado de
los pobres de la tierra, como José Martí, como Fidel.
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