martes, 30 de enero de 2018

DIPUTADO, SEGÚN MARTÍ





He aquí una definición que dio nuestro José Martí sobre lo que debía ser un Diputado, definición que mantiene su vigencia  sobre esta figura pública tan importante en los estados modernos, moldeables y manipulables y tan dados a olvidar el mandato del pueblo.
 En Cuba tendremos elecciones el marzo y más que elegirlos los ratificaremos, porque en Cuba las listas son cerradas, tantos aspirantes como asientos en el parlamento y muchas veces esto de “elegirlos” se vuelve un ejercicio formal.
 Se parte de un principio muy noble, que en el Parlamento estén representados todos los sectores de la población, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, composición étnica, sectores sociales, cuadros, militares y sobre todo militantes del partido comunista.
 Creo que el sobrepeso está en la cantidad de militantes del partido (“la vanguardia de la sociedad”) pero que responde primero a las directrices de su agrupación que a las necesidades de la sociedad y se convierten en un factor, sino de freno, al menos de “equilibrio mesurado”.
 Veamos el criterio del joven Martí[1] sobre lo que significa ser un Diputado:
“Hombre encargado por el pueblo para que estudie su situación, para que examine sus males, para que los remedie en cuanto pueda, para que esté siempre imaginando la manera de remediarlos.
“La silla curul es la misión: no es la recompensa de un talento inútil, no es el premio de una elocución incipiente, no es la satisfacción de una soberbia prematura.
“Se viene a ella por el mérito propio, por el esfuerzo constante, por el valer real; por lo que ha hecho antes, no por lo que se promete hacer.
“Los privilegios mueren en todas partes, y mueren para alcanzar una diputación. No es que las curules se deban de derecho a los inteligentes: es que el pueblo las da a quien se ocupa de él y le hace bien.
“De abajo a arriba: no de arriba abajo.
“El ingenio no merece nada por serlo; merece por lo que produce y por lo que se aplica.
“Debemos el ingenio a la naturaleza: no es un mérito, es una circunstancia de azar: el orgullo es necio, porque nuestro mérito no es propio. Nada hicimos para lograrlo: lo logramos porque así encarnó en nosotros.
“¿Es la inteligencia adquirida casualmente, título para la admiración y el señorío? Diputado es el que merece serlo por obra posterior y concienzuda; no el que por méritos del azar posterior se mira inteligente y se ve dueño.
“El talento no es más que la obligación de aplicarlo. Antes es vil que meritorio el que deja vagar, porque tuvo en sí mismo el instrumento del bien y pasó por la vida sin utilizarlo ni educarlo.
“El talento es respetable cuando es productivo: no debe ser nunca esperanza única de los que aspiran a altos puestos. Diputado es imagen del pueblo: óbrese para él. Estúdiese, propáguese, remédiese, muéstrese afecto vivo, sea el afecto verdad. El talento no es una reminiscencia del feudalismo: tiene el deber de hacer práctica la libertad.
“No se arrastra para alzarse: vive siempre alto, para que nada pueda contra él.
“Se enseña y se trabaja: luego se pide el premio.
“Se habla, se propaga, se remedia, se escribe; luego se pide la comisión a los comitentes a quienes se hizo el beneficio.
“El beneficio no es aquí más que el deber: todavía se llama al deber bien que se hace.
“La diputación no se incuba en el pensamiento ambicioso: se produce por el asentimiento general.
“Todos creen útil a uno: uno es nombrado por todos: nombrado realmente por el bien hecho, por la confianza inspirada, por la doctrina propagada, por la esperanza en lo que hará.
“El hombre útil tiene más derecho a la diputación que el hombre inteligente. El inteligente puede ser azote: el útil hace siempre el bien.
“Se cree que es el talento mérito nuestro, y que él da derecho de esperarlo todo: él impone la obligación de aprovecharlo: cuando se busca la comisión, ajeno ha de haber sido el provecho.
“La inteligencia no es la facultad de imponerse; es el deber de ser útil a los demás”


[1] Este trabajo fue escrito por José Martí el 9 de julio de 1875 para la Revista Universal de México, tenía apenas 22 años.

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