El
4 de marzo de 1960, hace ya 56 años se produjo un hecho abominable en el puerto
habanero, esa tarde estalló el vapor “La Coubre” proveniente de Bélgica con una
carga de armamento comprado por la Revolución Cubana para su legítima defensa.
Dos explosiones y más de cien víctimas fue el
terrible saldo de un sabotaje que nadie reivindicó, pero que todas las pruebas
señalan a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) como su autor, por algo aún
los resultados del peritaje hecho por la compañía aseguradora permanecen en
secreto, esperando que sea el tiempo el que borre las culpas y atenúe la ira de
todo un pueblo contra los responsables materiales e intelectuales de tal
vandalismo.
Corren otros aires en las relaciones
cubano-estadounidense, el presidente Obama ha dicho lo que la historia ya había
reconocido, las medidas coercitivas, presión política, económica y militar
contra Cuba no habían logrado los “efectos deseado” (derrocamiento de la Revolución,
cambio de sistema y descontento popular masivo).
Aclaró que no se renunciaba a esos objetivos
pero que será por “otros métodos” para lograr lo mismo de modo menos indirecto.
En política la ingenuidad se paga caro y lo menos que son los dirigentes de la
Revolución es ingenuo, existe ecuanimidad, se analiza cada paso, se normaliza
una relación necesaria pueblo a pueblo, pero sin renunciar a las conquistas
logradas, a los principios defendidos, a la ética humanista y de igualdad
social que ha sido el principio básico de la REVOLUCIÓN CUBANA, así con
mayúscula, aunque los “sietemesinos” de siempre traten de ocultar y de
convertir en una confrontación generacional o en diferendo entre el “progreso
capitalista” de unos pocos y la redistribución social justa y equitativa de
todos los cubano.
Esta no es la Isla Utopía, hay mucho por
hacer, mucho que rectificar, mucho que trabajar, pero sobre la base de todas
las conquistas logradas, refrendadas en nuestra Constitución y defendidas por
la gran mayoría de la población.
Por último, recordemos que un día después del
sabotaje en el entierro de las víctimas Fidel pronunció por primera vez la
consigna que ha marcado la decisión inquebrantable de los cubanos a defender lo
logrado: “PATRIA O MUERTE”
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