Ahora nos hablan que el mundo estero está espiado por las grandes potencias y fundamentalmente por el “Gran Hermano” del norte que a lo menos que se acostumbra es que a 90 millas de sus costas haya un montón de gente con agallas suficientes como para contradecirlos y construir una utopía social, yo diría una herejía, sin perder la sonrisa, haciendo bromas con sus propias dificultades y ahora enfrascado en levantar el bloqueo interno al que nos sometimos durante tantos años para “protegernos del diversionismo ideológico de los imperialistas”.
Estamos curados de espanto, los cubanos de a pie sabemos que “¡siempre hay un ojo que te ve!”, que sabe a la hora que tu llega, con quién sales, con quién te acuestas y que tienes o no tienes en tu casa, nuestra libertad es muy relativa, con derecho a todo,…pero…siempre un “pero” que debemos pasarnos por “el entre piernas” para seguir adelante rompiendo barreras y prejuicios.
Así que si me espían por las redes sociales, no es nada nuevo, cuando mis vecinos saben más de mí que yo mismo y eso no me importa porque respondo a los parámetros medios de un ciudadanos decente, buena gente y confiable. Mi compromiso es con mi conciencia, la verdad y la educación que recibí en mi familia y que he enriquecido en mi crecimiento social en esta isla, a pesar de todo, maravillosa.
Fidel dijo alguna vez que éramos posiblemente el país más espiado de la historia… ¿y?, también hemos sido la población más controlada por nuestras autoridades y organizaciones ¿cuál es la diferencia?
A la larga construir una vida es responsabilidad única de cada individuo y cada negación de ese derecho va contra el ser humano, cuyo “libre albedrío” ya dicta mucho de ser libre en este mundo parcelado, etiqueta y de contra espiado por todos y cada unos de los que ostentan un poder por pequeño que sea.
Nos queda aplicar las reglas de juego, aprender a vivir en un mundo así, donde el hombre dicta mucho de ser hermano del hombre, sino competidor del otro, rival del otro, al que siempre habrá algo que envidiar y quitar.
De una cosa si estoy seguro, a pesar de mis críticas, sigo soñando con ese proyecto en el que el ser humano tenga lo necesario para alcanzar la plenitud espiritual y la prosperidad necesaria para asegurar a su familia un bienestar, creo que los estados deben proteger al más débil, que el hombre debe tener derechos a la VIDA sin que nadie le niegue la posibilidad de desarrollarla; que de la cultura humano deben desaparecer, el egoísmo, los prejuicios, las discriminaciones, el “sálvese el qué pueda” y todos los flagelos sociales que denigren al ser humano, para eso luchamos para hacer de Cuba la isla UTOPÍA de la que nos hablara Tomás Moro.
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