Quintín
Banderas, un soldado de Cuba
Está por cumplirse el 103 aniversario de la
matanza de negros y mulatos perpetrada en 1912 por los “órdenes constituidos en
Cuba” en esa época. Las razones para tal felonía son muchas, todas vinculadas a
los prejucicios que el mismo hombre blanco, rico y poderoso sembró durante siglos por la supuesta inferioridad del
negro, su necesidad de “civilizarlo” y mientras esto ocurría nada mejor que
utilizarlo de “mano de obra esclava”, sometido a 14 horas y más de trabajo en
las plantaciones de caña y otras producciones, prohibiéndoles desarrollar su
cultura y sometidos a las más grandes humillaciones que un ser humano podía
esperar, la primera de ella, no ser considerado como tal.
La abolición oficial de la esclavitud en la
colonia de Cuba fue decretada el 7 de octubre de 1886 por las Cortes Españolas,
pero desde hacía dieciocho años la revolución independentista liderada por
Carlos Manuel de Céspedes, proclama, desde el primer momento, el derecho del
esclavo africano a ser libre; poco después así lo ratifica la Constitución de
Guaimaro (1869), cuando las fuerzas de la insurrección se nutría de millares de
antiguos esclavos, algunos salidos directamente de este régimen de explotación
y otros ya levantados en arma por su vida y su libertad en un digno
cimarronaje, aún necesitado de estudiar con detenimiento.
La emancipación de los esclavos en Cuba fue un
gradual y complejo proceso de cambios económicos, sociales y jurídicos. En 1877
la población esclava en la isla era de unos 200 mil personas, en tanto que en
1886 al abolirse la esclavitud quedaban apenas 25 381 esclavos de una población
no blanca ascendente a 528 798, el 32 % la población total de la isla.
La desigualdad en la población descendiente de
africanos en Cuba continuó siendo un factor de discriminación y marginación, en
1887 apenas el 11% de esta población,
llamada eufemísticamente “de color”, sabía leer y escribir, frente al 33% de la
población blanca en ese mismo año.
El Código Penal de la colonia hacia diferencia
por el color de la piel y consideraba un agravante el tener la piel oscura.
Este código de corte esclavista, se modificó muy poco con la intervención norteamericana, lo que se hizo
fue mantenerlo, con las adecuaciones que convenían al interventor y sus aliados
nacionales.
En el procedimiento burocrático español se
eliminaba el tratamiento de Don y Doña para los negros en
cualquier documento oficial o jurídico y si ganaron algunas conquistas en
cuanto a la admisión en las mismas escuelas y establecimientos públicos y la
eliminación de los libros de “negro” y de “blanco” en las parroquias, fue
gracias a la dura batalla de las organizaciones negras durante estos últimos
años del siglo XIX.
La vuelta a la guerra por la independencia de
Cuba en 1895 supuso el tratamiento claro de este asunto y fue José Martí quien
definió la política de los independentistas con la población negra, continuidad
de la mantenida en la Guerra Grande: igualdad absoluta de todos los ciudadanos de la isla.
Terminada la guerra de independencia con la intervención
norteamericana, emergía de ella un prestigioso contingente de combatientes
cubanos que de hecho ya tenían derrotadas las fuerzas militares españolas en
toda la línea. En ese Ejército Libertador Cubano sobresalía un buen grupo,
algunos sostienen que eran mayoría, de gente no blanca, que ganó prestigios,
grados y mando a fuerza de valor, intransigencia y patriotismo, muchos de ellos
con grados de oficiales mayores que si bien eran gloria de Cuba se erigían como
un peligro para la reacción colaboracionista y el intervencionismo yanqui.
Por eso fue una prioridad para las autoridades de ocupación “licenciar”
a aquellos combatientes, que se iban a la vida civil, con unos pocos pesos,
pero sin que nadie se ocupara de facilitar sus posibilidades de mejoramiento
económico y social, esa es la génesis del movimiento de la gente “de color” y
la creación de un partido para defender sus intereses, no para imponer una
República Negra en Cuba, sino para “exigir lo que le pertenecía”, por ser
cubanos y por sus aportes en las luchas por la independencia.
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