Antonio Guiteras Holmes, antimperialista y revolucionario radical, fue protagonista principal de este movimiento progresista surgido del pronunciamiento militar del 4 de septiembre de 1933.
Autor: Sernado Cabrera
Hace 86 años ocurrió un hecho militar de que tendrá
grandes repercusiones en el panorama político y social de Cuba en los años
posteriores a su ocurrencia, ese día se produce el pronunciamiento en Columbia
de un grupo de sargentos y soldados que en medio de la incertidumbre que dejaba
la caída de la dictadura de Gerardo Machado, marcó el nacimiento de un nuevo
pivote de la politiquería cubana encabezada esta vez por un hombre de origen
humilde, el sargento Fulgencio Batista Zaldivar, oportunista y ambicioso que supo hacer una lectura de los
acontecimientos del momento y sacar partido para sus conveniencias personales
en medio de un panorama político en el que las fuerzas progresistas del país se
presentaban dividas y encontradas.
El 4 se septiembre de 1933
se produjo este movimiento militar al cual se fueron uniendo el Directorio Estudiantil
Universitarios, el ala radical del ABC y numerosos intelectuales, los cuales
formaron en Columbia la Agrupación Revolucionaria de Cuba que el 5 de
septiembre nombró una Junta Colegiada para dirigir el país: Sergio Carbó,
Guillermo Portela, Ramón Grau, Porfirio Franca y José Miguel Irisarri, conocido
en la historia como Gobierno de la Pentarquía.
Carlos Manuel de Céspedes, presidente provicional tras la caísa de Machado, no opuso
resistencia, aunque los grupos oligárquicos del país pidieron la intervención
norteamericana y negaron el apoyo a la Pentarquía que solo gobernó hasta el 10
de septiembre de 1933.
Ese día asume la presidencia Ramón Grau San
Martín con un gabinete en el que estaban representadas todas las tendencias que
se movían dentro del movimiento revolucionario: los radicales de izquierda,
representados por Antonio Guiteras, como ministro de Gobernación y el recién
nombrado coronel Fulgencio Batista como jefe del ejército y representante de las fuerzas más
conservadoras. El gobierno de los Estados Unidos negó en todo momento el
reconocimiento al Gobierno Revolucionario, con lo que este no logró
estabilizarse por las fuertes presiones que recibía tanto de los grupos populares,
como de la derecha. El Partido Comunista encabezado por Rubén Martínez Villena
hizo un llamado a tomar el poder y para ello mantuvo un estado de agitación en
todo el país, que fue fuertemente reprimido por el Ejército, encabezado por
Batista a fin de mantener el orden del estado burgués y los intereses
económicos de los inversionistas yanquis.
Batista comenzó a perfilarse como el “hombre
fuerte” de la oligarquía nacional y de los intereses de los Estados Unidos.
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