martes, 30 de abril de 2019

JOSÉ MARTÍ, CON LOS TRABAJADORES




“He aquí un gran sacerdote, un sacerdote vivo: el trabajador”
José Martí

 Mañana es PRIMERO DE MAYO, DÍA DE LOS TRABAJADORES, celebración que para nosotros los cubanos es un Día de Fiesta y  donde la reafirmación de los que defendemos con la Revolución quedará reafirmado con la voluntad de resistir y seguir adelante pese a las zancadillas políticas y económicas que nos pone la oligarquía yanqui, esa que no ha dejado de mirarnos como su patio trasero y no nos perdona la herejía de sesenta años de Revolución, contra viento y marea aún pese a nuestras propias deficiencias y a esa burocracia que nos sigue haciendo daño, tanto como el enemigo externo.

 Por eso en bueno recordar la confianza que depositó el Apóstol de Cuba en los hombres y mujeres que ganaban el pan con el sudor de su frente, esos para los que siempre tuvo la palabra de aliento y la confianza de que entenderían sus prédicas libertarias que culminaron con la creación del Partido Revolucionario Cubano y en la organización del movimiento independentista cubano iniciado en 24 de febrero de 1895.

 El primer encuentro de José Martí con el movimiento obrero ocurrió en México a donde llegó en 1875 después  de cursar sus estudios universitarios en España, se había separado de Cuba en 1871 tras ser juzgado y condenado por oponerse al colonialismo español en la isla. En México trabajó como periodista de la Revista Universal, se interesa por las actividades reivindicativas de los trabajadores y no pierde oportunidad para mostrar sus simpatías, “...causa un noble orgullo sentirse en un pueblo en el que muchos hombres aman ya el trabajo y van siendo capaces de cumplir su misión”,  además de ser elegido para participar en un congreso obrero convocado en 1876 por los trabajadores mexicanos.

 Luego será el contacto con el poderoso y heterogéneo movimiento obrero de los Estados Unidos, permeado por los anarcosindicalistas y mayoriado por los cientos de miles de emigrantes, principalmente europeos.

 En un primer momento sus crónicas mostraban una severa valoración de los métodos violentos de lucha de los obreros, con sus huelgas frecuentes e intensas. Su criterio irá evolucionando  en la medida que conoce al país, al capitalismo y a los trabajadores: “Se viene encima, amasado por los trabajadores, un universo nuevo”

 Al organizar el Partido Revolucionario Cubano para emprender la emancipación de Cuba y Puerto Rico, José Martí contactó con el organizado y patriótico proletariado cubano, asentado en la península de La Florida, principalmente en Tampa y Cayo Hueso. Eran en su mayoría obreros tabacaleros, agrupados en barrios de esas ciudades, verdaderos hervideros de cubanía, que acogieron gratamente la prédica radical y sincera del Apóstol.

 Los une a su labor revolucionaria y solicita su ayuda para organizar la “Guerra Necesaria” con la que se lograría la independencia de Cuba y Puerto Rico.

 Martí acude a los humildes, en ellos encuentra valor, patriotismo y disposición de lucha lo que constituye el factor principal para lograr la unidad de todos los que querían vivir en una Cuba Libre, no importa su condición social o su orientación política.

 La suerte de la revolución independentista que él organiza, la fía a los trabajadores, a los humildes de la emigración y de la isla y por ello dice con vehemencia: “Son como siempre los humildes, los descalzos, los desamparados, los pescadores...los que se juntan frente a la inequidad, hombro con hombro” porque, “la verdad se revela mejor a los pobres y a los que padecen”

 José Martí organizó la guerra de liberación nacional en Cuba a través de un Partido cuyos objetivos iban más allá de la independencia, en momentos cruciales de la historia de Cuba y de América Latina, y sufragada principalmente por los trabajadores y la emigración revolucionaria de la isla, su prematura muerte en combate dejó trunca sus ideas que aún mantienen su vigencia y están en las bases del proceso revolucionario actual.





lunes, 29 de abril de 2019

LOS POLICIAS DEL MUNDO





La Roma moderna tiene hoy un presidente, que a nombre de sus intereses, pone trabas, juzga criterios y multa a socios y enemigos con la desfachatez de quien se cree realmente el dueño del mundo.
 Durante muchos años Cuba ha sido víctima de esa “extraterritorialidad”, aplicada casi únicamente por los Estados Unidos de América, en razón de su “embargo” (bloqueo) son perseguidas cientos de empresas, bancos y personas por tener algún vínculo comercial con Cuba, claro como Cuba no es una potencia nuclear, ni económica, ellos aplican multas, prohíben cosas y el pataleo se queda en la trastienda, porque los poderosos del mundo, los  ostentadores del poder miran hacia otro lado.
 Pero es que ahora estos “policías del mundo” se han creído eso de ser “Capitán América” e incursionan con total desfachatez y complicidad de otros en todas parte en busca de los “malos que ya no le convienen”, porque los otros siguen protegidos por ellos, ocultos por su “justicia” y hasta enriqueciéndose con los favores que comparten con los “hombres de negro”.
 Claro ellos son dueños de los medios de comunicación, crean estados de opinión, tienen un estrecho código de derechos humanos que apenas aplican en su propio país, en fin solo quiero llamar la atención sobre esto, porque a este paso, nadie sabe cuándo, ni por qué le llegará una notificación “made in USA”.
¡Ojo, mañana pueden venir por mi o por ti!

viernes, 26 de abril de 2019

JOSÉ MARTÍ ESCRIBE EN PRESENTE



Martí por Roberto Fabelo
Una de las razones de la vigencia del pensamiento de José Martí está dada por la contemporaneidad de sus ideas, que nos permite acudir a él, no como fuente literaria únicamente, sino como hombre de estos tiempos que está a nuestro lado para enfrentar los retos de la humanidad de hoy.

 En su obra vamos de asombro en asombro, unas veces sintiéndonos aludidos, otras encontrando respuestas y las más de las veces comprometiéndonos. El escritor que hay en Martí no solo es revolucionario porque innova en cuanto a las formas, sino porque expresa una nueva visión de la realidad.

 En sus escritos siempre hay una estrecha relación entre lo ético y lo estético, para él no hay separación entre la belleza del contenido y la profundidad de lo que se dice y el compromiso con lo que defiende. El poeta, el periodista, el intelectual es el mismo líder de los cambios que propugna para su país, su gente, la humanidad. “Patria es humanidad”, expresó alguna vez y no dejó por regionalismos estrecho de pensar en su América, Nuestra América.

 Su concepción de lo revolucionario está dada por la capacidad del hombre de ser vanguardia, marchar junto a lo nuevo, servir a las mayorías, ser heraldo del futuro y auténticamente nacional al mismo tiempo que solidario con todos los seres humanos.

 Su obra intelectual va dirigida a resaltar los valores autóctonos de Latinoamérica, frente a corrientes que en su época y en esta se empeñan en imitar culturas ajenas, tan solo por considerarlas superiores a la propia.

 En su viseral ensayo “Nuestra América” se ocupa de dejar claros sus hitos culturales para un mundo nuestro, nuevo y posibles:

“La historia de América, de los incas acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria...

“Injértese en nuestras repúblicas el mundo, pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas...

“Los jóvenes de América se ponen la camisa al codo y la levantan con la levadura de su sudor. Entienden que se imita demasiado, y que la salvación está en crear. Crear es la palabra de pase de esta generación. El vino de plátano; y si sale agrio, ¡es nuestro vino!

“...el lujo venenoso, enemigo de la libertad, pudre al hombre liviano y abre la puerta al extranjero...”

 Ese es nuestro Apóstol el advertidor, el maestro, soñador y luchador por un mundo mejor que fuera en realidad enaltecedor del ser humano por su espiritualidad, su cultura y su capacidad de amar al otro, nociones que vale la pena defender en un mundo que tiende a exaltar a los triunfadores y egoístas, no importa en qué, ni por qué, aunque su huella sobre la tierra sea solo un escándalo frívolo o la triste historia de una vida de estrella.