viernes, 23 de noviembre de 2018

MARTÍ, LA IDEA DEL BIEN




 José Martí, por Carlos Enriquez

José Martí  sigue haciéndonos falta, para continuar el bregar dificil de la vida nacional e internacional, habló para todos y de todo, sin ser Mesías nos dejó un legado de espiritualidad y de verdades paara la vida que para bien o para mal es un comodín en el juego de las conveniencias sociales y políticas, aunque para los "grabdes de alma" son una revelación para la vida.

 No le pidamos al hombre de a pié que ha crecido en medio de miles de precariedades y con muchos sueños pospuestos, que no le haga un reproche a este hombre por sus virtudes y la vertical integralidad humana, cada uno ve el mundo según el ángulo en   el que le ha tocado vivir. Este hombre desencantado que hace todo lo posible por sobrevivir y que es el blanco más vulnerable al encandilamiento de la sociedad de consumo y oropel que no tenemos, debe saber que Martí dijo en versos: “Denle al vano el oro tierno/ Que arde y brilla en el crisol/ A mi denme el bosque eterno/Cuando rompe en él el sol”

 Por eso, estos días deberían de ser de reflexión individual, para repasar nuestras responsabilidades como ciudadanos, esas que muchas veces dejamos en mano de otro para que resuelva nuestros problemas y no ocuparnos.

 Días de hacer un alto en la lucha por la vida y llenar nuestras mentes con la espiritualidad necesaria  para ser mejores, acercamos a la vida con la disposición de mejorar y de salir adelante, sin caer en fatalismos, buscar lo mejor de nosotros y trabajar arduamente en la mejor de las obras, el crecimiento humano.

 Las ideologías tienen el defecto de convertirse en dogma las verdades más claras que en ella se defienden, de pretender tener la verdad absoluta, de ser el “único camino”, olvidando la humildad humana con que nacieron y no en pocos casos cometiendo los mismos errores que reprochan a sus adversarios, Martí se dio cuenta de eso, por eso fue un persuasivo divulgador de sus ideas, pero un hermano para la escucha y el entendimiento del otro. No creo “Iglesias”, porque ese templo ya está en el hombre y lo necesario es juntar esas espiritualidades para el logro de la “mayor cantidad de justicia posible”.

 No se conduce a un pueblo como un “rebaño”, oír y ser oído son  derechos que defendió, la vida en equidad y cultura en medio de una nación próspera era la noción del “bien” que esperaba para el hombre colectivo e individual, que nunca fue abstracto para él, sino  él que estaba  a su lado y hasta quien lo adversaba estaba en aquella categoría… recordad: “Cultivo una rosa blanca/ En julio como en enero/ Para el amigo sincero/ Que me da su mano franca/Y para el cruel que me arranca/ El corazón con que vivo/ Cardo ni oruga cultivo/ Cultivo la rosa blanca”


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