martes, 7 de noviembre de 2017

JOSÉ MARTÍ SOBRE MANUEL GARCÍA




Manuel García es uno de esos bandoleros románticos que no faltan en la tradición popular de ningún pueblo y cuya leyenda es contada de mil maneras por los cubanos. Se cuenta que fue mambí y que estuvo alzado durante la primera guerra por la independencia de Cuba por la zona de la actual provincia de Matanzas.

 Terminada la contienda, cuentan estas historias populares, se mantuvo alzado enfrentando las partidas que para su captura organizaba el gobierno colonial español en la isla convirtiéndose en  un connotado enemigo de España y de los ricos.

 Este Robin Hood tropical asaltaba a los viajeros en los caminos de una extensa zona del occidente de Cuba convirtiéndose en un peligro para los ricos a los cuales exigió muchas veces rescate por su vida.

 Enterado de los planes insurrecciónales de  sus compatriotas quiso contribuir a su modo a los necesarios fondos del Partido Revolucionario Cubano para organizar la nueva guerra para la emancipación de la isla. Por ello contactó con el prestigioso periodista cubano negro, delegado del PRC en Cuba y principal líder del movimiento revolucionario en la colonia Juan Gualberto Gómez, para entregarle una buena cantidad de dinero para la noble causa de la independencia; dinero que era parte de un rescate que había recibido por un secuestro a un acaudalado hacendado criollo.

 Juan Gualberto  sabiendo el origen de aquel dinero, escribe a José Martí preguntándole el destino que debía dársele a aquel dinero y si debía remitirlo al tesorero del Partido Revolucionario Cubano, Benjamín Guerra. La contundente posición del Apóstol queda resumida en este fragmento de su respuesta al noble Juan Gualberto:

“Devuelva, devuelva usted inmediatamente ese dinero criminalmente adquirido. Con sumas de tal origen no se va a la honra: el Partido quiere que llegue su bandera a los combates sin ninguna mancha: para lo que preparamos la guerra, para Gómez y para mí, los bandoleros solo son criminales, y el dinero que de ellos venga, infama. El árbol debe venir sano desde la raíz.”

Así se hizo, pero este cubano descarriado apodado el “Rey de los Campos de Cuba” se alzó el 24 de febrero de 1895 y murió ese día,  en que se reanudó la guerra por la independencia de Cuba.

No hay comentarios:

Publicar un comentario