A fuerza de tanto oírlo el cubano se
creyó de verás el vivir en una isla rica en recursos naturales, en realidad fue
lo contrario: el español al llegar a la isla buscó oro y este es más raro que
la nieve en este país, se conformó con hacer trabajar al nativo, so pretexto de
evangelizarlo, con el fin único de hacer que la tierra diera el poquísimo oro
que algunos ríos tenía. Luego el abandono y el silencio hicieron su zafra
en esta tierra bella pero desprovista de grandes riquezas
naturales.
Más de un siglo de despoblamiento,
la isla se convirtió en abastecedora de ganado, agua y provisiones para las nao
que venían a conquistar México primero y luego toda la América.
Ya en siglo XVII la isla se
convierte en el punto de reunión de la flota que llevaba y traía mercancías y
riquezas entre España y estas tierras nuestras, la corriente de Golfo se
convirtió en la gran autopista de los galeones y La Habana, que era casi toda
Cuba en esos momentos, la caja de caudales donde resguardar las riquezas del
rey mientras pasaban ciclones y piratas en busca de estas.
El siglo XVIII constató una
mirada desde el interior de la isla hacia cultivos que crecían de lo mejor en la
isla y suplieron la falta de minerales preciosos para los caudales de España.
El criollo, ya se reconocía
como tal, comenzó a plantar tabaco, para toda Europa y el negocio prosperó, el
rey lo hizo un monopolio y estos vegueros levantiscos tuvieron que poner en su
lugar a gobernadores y funcionarios que querían darles la mala.
Luego fueron la caña de azúcar
y el café, cerrando la santísima trinidad de una economía precaria y siempre
mono productora. Los ingleses tomaron La Habana en 1762 y el libre comercio de
esclavos africanos se abrió como base de la economía de plantación que vendrá
en el siglo XIX, levantando una potente economía que enriqueció a una
oligarquía criolla que de patriota solo tenía el apego a la tierra y de España
quiso hasta los título de nobleza que no era de sangre azul sino de guarapo
puro, estos son los señores que prefirieron vivir cómodamente como colonia de
España, con la que colaboraron en la represión contra todo viso burgués y
republicano que vino posterior a la restauración monárquica de Fernando VII,
tan malo para España y tan conveniente para la oligarquía criolla de la isla
que fue su cómplice.
Así nació la rica colonia, con
tres mil familias muy ricas, llenas de grandes título, una Habana ampulosa y
una cultura liberal y burguesa, asentada sobre la espalda de millares de negros
esclavizados. Este fue el origen
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