miércoles, 26 de junio de 2019

PARA LA HABANA EN SUS 500





Una época, una forma de vida, la manera de ser de una generación ingenua o más bien cómplice de sí misma, autocomplaciente y soñadora en un mundo edulcorado que parecía eterno, en el que la sociedad cubana contemporánea se movía hacia el “futuro luminoso”, todo esos recuerdo me evocó este breve poema de Edel Morales, escrito para un tiempo que el viento se llevó:

Calle G. 1982
Una noche partiendo almendra en la calle G.
Eran más de las 12 y tú y aquella saya de flores blancas
parecían la eternidad.
Yo me detuve un momento a contemplar la luz
y el  paso de los autos por La Habana de 1982.
Todo resultaba tan sencillo.
El viejo mar bendito frente a la estatua de Calixto García.
Tu rostro avanzando en la semioscuridad de los pinos.
El golpe que mi mano buscaba
                                en la roja intimidad de la almendra.
Todo resultaba tan sencillo
como la vida del agua que se escurre entre los dedos.
No debía venir nadie.
Yo me detuve un momento a contemplar la luz
y el paso de los autos por La Habana de 1982.
Tú, y aquella saya de flores blancas,
parecían la eternidad.

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