lunes, 30 de mayo de 2016

LO CUBANO




De tanto buscarlo, “lo cubano” se nos diluye en una receta de cosas cotidianas que adoptamos poco a poco en estos cinco siglos de existencia como sociedad.
 Cubano es el apego a la familia parietal y la que nos fabricamos de a “socio”, por esos avatares que el tiempo y la vida nos va incluyendo.
 Cuenteros y chistosos (relaja’o), el cubano enfrenta lo venga con ese deseo grande de “comerse la vida y las circunstancias”.
 Apasionados con lo que emprendemos, capaces de dar la vida en un momento crucial, pero inconsistentes para mantener el trabajo diario y seguir luchando por “grandes metas”, cuando estas tienen mucho de abstracto y poco de resultado directo para la vida.
 Fiesteros, leales, patriotas, supersticiosos, tolerantes por naturaleza, solidarios. No nos busque mucho para la disciplina y la solemnidad, al cubano estas cosas se le dan poco; mantiene orden a su modo y es capaz de “tirar la casa por la ventana”, porque mañana será otro día y dios provee.
 Los últimos cincuenta años nos han dado nuevas “cualidades”: vivimos aislados por mucho tiempo, pero siempre acudimos en ayuda del “necesitado”, nos instruimos al máximo y afinamos cualidades para las que parece fuimos hecho: las artes, el deporte, los estudios científicos.
 Quisimos ser comunistas y terminamos “cubanistas”, perdimos la brújula en eso de considerar “del pueblo”, lo que es del “estado del pueblo” (lo abstracto no se nos da mucho); creamos un entramado burocrático que no hay dios que lo en tienda y aunque estemos bien claro en eso de la “justicia social”, siempre queremos sacar ventaja si conocemos un “socio” que administra, es jefe o distribuye algo.
 Son los pecados capitales de repartir la pobreza y no somos rico. Aquello de “hay pero no te toca” se ha convertido en barrera a saltar para el cubano de a pie, lleno de precariedades y un saco de sueños sin cumplir, porque también tenemos nuestro “corazoncito” y nuestros conocimientos para saber que nos hemos ganado un espacio digno en el mundo, estemos donde estemos, ahora que el mar no es problema y el emigrado no es un traidor, de todas formas muchos seguimos llevando la patria a cuesta y queremos lo mejor para todos y esta es otra parte del ser cubano, “somos cursi a matarnos”.

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