jueves, 10 de septiembre de 2015

LUCERITO DE SEPTIEMBRE




Barbarito Diez, el eterno intérprete del danzón

 Hace unos días al escuchar al “Piquete Típico Cubano”[1] que todos los primeros viernes de cada mes se presentan aquí en el Museo Casa Natal de José Martí, pude disfrutar de este hermoso danzón dedicado a la fidelidad de las parejas, a los que envejecen juntos y esperan por la aparición de su amor para decirles todo lo que han significado en su vida, esa melodía me puso a meditar y me di cuenta que a mis años me había perdido por la prisa de la vida el hermosos espectáculo que se da en los amaneceres de septiembre, al menos en el hemisferio norte, cuando en varios días consecutivos la luna y el “lucero del alba”[2] viven ese bello romance de aproximación y encanto que solo los madrugadores y románticos han percibido y muchos inmortalizado en poemas y canciones.
 Recuerdo aquel otro danzón cantado mucho por mi abuela y mi madre cantado por Barbarito Diez[3] y titulado “El soldado”, en la primera estrofa aquel enamorado de uniforme expresa todo  ese  bello encanto de  amar lo prohibido: “Adiós, adiós, lucero de mis noche/-dijo un soldado al pie de una ventana-/ adiós me voy/ no llores alma mía pues volveré mañana/ya se asoma por el oriente el alba/ ya se divisa la “estrella de la aurora”/y en el cuartel, tambores y cornetas/están tocando  diana.
 Toda una evocación de época, principios del siglo XX, que puede ser traspolado a cualquier tiempo mientras existan personas con la sensibilidad suficiente como para levantar la mirada hacia la bóveda celeste cuando en septiembre se conjugan el amor y la fidelidad para recordarnos que son dos valores intercederos de la humanidad.


[1] Agrupación danzonera con más de cincuenta años tocando el ritmo nacional cubano
[2] El planeta Venus, el más brillante del cielo
[3] El más grande interprete del danzón cantado

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