lunes, 21 de septiembre de 2015

“QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR”





Gracias Isaías por sus palabras, ayer el cardenal Jaime Ortega decía una verdad muy grande "la Iglesia en Cuba es pobre", el estado cubano tampoco es rico, hace el milagro de los panes y los peces para mantener las conquistas sociales de la Revolución y lo logra, cuidando al más desvalido, al  "más pequeño" como dijo el Papa Francisco, pero no se puede repartir lo que no se tiene y lo que he visto crecer entre nosotros es el egoísmo, "mi ganancia primero" y los demás que se las arreglen. Tal vez estos egoístas son los que quieran luego pasar por el “ojo de una aguja” para llegar al cielo.
 Lo realmente triste es que sigamos siendo una masa pasiva esperando que caiga el “maná” del cielo y muchísimos no quieren trabajar porque gana muy poco y en el “invento” encuentran una mayor tajada.
 La vocación de servir, tan humana, se aleja en la medida que las personas se acomodan, se llenan de cosas que no se llevarán al otro mundo, ni lo definirán en el recuerdo de los que le aman: espiritualidad, entrega, servicio al prójimo, de todo eso ha estado llena la Revolución a lo largo de estos años, aunque también he visto crecer a los fariseos a la sombra de sus propias palabras y mantenidos con el sacrificio ajeno, con inacción no hay Revolución y créame lo único que me separa de los creyente es que no creo en la otra vida, si Dios nos hizo a su imagen y semejanza, estará contento con los que servimos bien al hermano sin esperar nada a cambio.



Palabras del Papa Francisco en la homilía de la La plaza de la Revolución en La Habana. 20/9/2015

martes, 15 de septiembre de 2015

TRAICIONAR AL POBRE ES TRAICIONAR A CRISTO




Con esta frase resumía Fidel en los primeros años de la Revolución la posición de la Revolución Cubana y el pueblo cubano frente a la embestida reaccionaria y elitista de la burguesía de Cuba ante los avances de la Revolución con su carga de radicalidad, beneficios populares, pero al mismo tiempo perjuicio para esta clase  que hasta ese momento había ostentado el poder en Cuba; junto a ella se alineó un clero católico que hizo militancia con los más ricos y olvidó que  un cura del pueblo, el padre Sardiñas llevaba sotana verde olivo y la estrella rojinegra de comandante.
 Ese fue el desencuentro primero y fundamental, no había un clero esencialmente cubano, ni popular, pero Cristo no vivía solo en las Iglesias sino en los hogares olvidados en los que un “Corazón de Jesús”, tomado de algún almanaque era tan popular como nuestra Virgen del Cobre, los vasos espirituales, y las imágenes de santo de doble y triple significación para un culto popular basado en la bondad, la solidaridad, la ayuda al hermano y la condena a lo mal hecho.
 Por algo la Virgen de la Caridad del Cobre fue Mambisa y Rebelde, madre de los desamparados y los sin voz, esa era la Cuba que inició la Revolución más humanista de este Hemisferio.
“Traicionar al pobre es traicionar a Cristo” dijo Fidel ante los Judas que hicieron causa común con las minorías poderosas y el pueblo se llevó a Cristo al reservado lugar de los afectos y lo tuvo allí reposando en espera de tiempos mejores porque Cristo fue miliciano en Cuba, machetero en las zafras, sanador de injusticias en medio de un proceso que no fue perfecto, y perdonó porque no olvidamos aquello de: “Haz bien y no mires a quien”, ”Ayúdate que yo te ayudaré” y  muchas otras frases populares del evangelio que fueron y son la expresión de bondad de este pueblo expandido, noble e inteligente que recibe al Papa Francisco este sábado, un Papa que habla de nuestras problemáticas, que no cierra los ojos ante los problemas de estos tiempo y que es latinoamericano tan argentino como el Che, dos personalidades que si pudieran dialogar encontraría más puntos en comunes que desencuentros.
¡Bienvenido Francisco los cubanos abrimos nuestros brazos para cobijarte!