jueves, 9 de enero de 2020

AMOR EN TIEMPOS DE POST MODERNIDAD






 "La anunciación" de Antonia Eiriz

Cuando en 1991 comenzó a “sonar” una idea diabólicamente nueva de eternización del capitalismo por encima de los ideales socialistas y comunistas, eran muy pocos los que sabían a qué “mundo nuevo” nos estábamos enfrentando en la última década del siglo XX, el siglo del capitalismo pleno con virtudes y defectos, el capitalismo del individualismo salvaje y de las oportunidades  para los elegidos por ese Santo Grial que es la sociedad de consumo, el sistema de estrella, donde cada uno “tiene su pequeña oportunidad”, para luego ser reciclado por otros que están esperando su momento, no importa en cual, ni cómo se llega: en la cultura, los negocios limpios, los sucios, la trata de personas, la venta de armas, la estafa, la evasión de impuesto, la pornografía, la prostitución, el robo a mano armada o de “cuello blanco”, todo era y es válido, mientras no te llegue la justicia prejuiciada y sectaria  que no tendrá vendaje en los ojos y oídos agudos para juzgar, sino intereses que cuidar, grupos a quienes servir y poder que lograr.
 En ese escenarios, nos tocó a los cubanos, abrir los ojos, salir de un sueño, bello pero igual de idealista, la Revolución Cubana: el “período especial” cubano, década de los 90 y sus secuelas, fue un salir de proyecto hermoso y justo, a un mundo que podía o no interesarse por la sociedad cubana, pero que igual influyó e influye en nuestra adaptación a ese mundo para tratar que las justicia social alcanzada tuviera algo más que un valor simbólico y todo aquello por lo que habíamos luchado no fueran meras consigna de ocasión.
 A ese mundo se abre la postmodernidad cubana, pendular en cuando a su adaptación al mundo en que se desarrolla, obsoleta en cuando a modos de distribuir riquezas, sin crear desigualdades y monolítica en su núcleo duro para seguir adelante sin perder lo logrado y evadiendo los obstáculos que los poderes hegemónicos del “norte revuelto y brutal” nos sigue poniendo.

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