viernes, 6 de diciembre de 2019

ANTONIO MACEO, EL TITÁN DE BRONCE




 Mañana 7 de diciembre se cumplirán 123 años de la muerte en combate del Mayor General Antonio Maceo Grajales, el bien llamado “Titán de Bronce”, el hombre que  entregó a Cuba los  mejores años de su vida, el cubano que ascendió en las páginas de la Historia  a fuerza de entrega a la causa independentista y sobresaliendo por mérito propio en una época en la que muchos de los  seres de su raza en Cuba eran esclavos, aunque también es necesario decir que muchos de los suyos sobresalían en medio de una sociedad marcadamente racista.
 Tal fue su entrega que aquel desconocido que se alzó en 1868 al reclamo de Céspedes para luchar por la independencia de Cuba y la emancipación de los esclavos,  escaló a fuerza de mérito militar, inteligencia innata y valor personal desde soldado a Mayor General y no uno más sino el sobresaliente estratega que hizo sentir orgullo a su jefe y mentor, el otro grande de nuestra independencia Máximo Gómez.
 Fue el cubano  que llevó con orgullo su raza y su cubanía, en una época oscura del coloniaje, el hombre que hizo de la superación personal, uno de sus rasgos característicos,  pilar de la intransigencia  ante cualquier idea que no incluyera la independencia total de Cuba, elegante, disciplinado, pero radical al defender sus ideas, Cuba primero y por ella volvió a la isla al reclamo de José Martí y el Partido Revolucionario Cubano, impulsando la Revolución Independentista con su llegada a Cuba el 1 de abril de 1895, con pocos y valiosos oficiales, veteranos de la Guerra Grande, a los que Martí convocó en atrevida carta donde le dice: “En Cuba lo que hace falta son jefes…y hay que ir en una cáscara de nuez o en un Leviatán”, en alusión  moral a  Maceo y que demostraba la valía en que el Apóstol lo tenía.
 Al oriente de Cuba llegó y su principal empeño fue la “invasión a occidente” para incorporar a esa zona de la isla, más rica y sede de la capital y sus grandes recursos, llegó hasta Pinar del Río, en una hazaña militar ponderada por grandes militares de su época y posterior, junto y en coordinación con su Jefe y amigo el Generalísimo quien jugo un vital papel estratégico en el afán de toda Cuba fuera campo de batalla mientras no hubiera independencia.
 Eso hacía el gran general cubano en el occidente cuando en las afueras de La Habana lo encontró la muerte, luego de muchos intentos.
“Esto va bien”, se recogen como sus últimas palabras antes de ser abatido en combate, ya no le iría bien a Cuba que había perdido a Martí meses antes y completa su trágica historia con la muerte del hombre que al decir de Martí, tenía “…tanta fuerza en la mente como en el brazo”, dos tragedias que llenaron de confusión  a los independentistas, unidos alrededor de esa idea sacra, pero en la incertidumbre del futuro que esperaba a la Cuba soñada, fue un día trágico para los cubanos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario