Dibujo de Orestes Suárez
Mucho vio
el Apóstol en su tiempo de residencia en los Estados Unidos, de esa época son
la mayoría de sus escritos sobre temas de educación, que abarcarán diversos
aspectos que van desde lo ético al contenido de las escuelas, opinando que la
educación no podía estar divorciada de la vida y que si un país quiere
ciudadanos útiles y cultos, debe formarlos en base al más actualizado estudio
de las ciencias, pero no en la abstracción de los libros y las fórmulas
solamente, sino en su interacción con la vida. Nada debe enseñarse, sino se
sabe su utilidad y para ello el alumno debía estar vinculado al taller, la
experimentación, la tierra, la investigación y la práctica en sentido general.
Esta escuela
creadora que Martí promueve no debía formar solo al ser humano en el
conocimiento de las ciencias, sino que él presta una atención especial a la
formación ética y espiritual del ciudadano.
Al analizar
la escuela norteamericana y europea de su tiempo, critica el fruto de su
sistema: alumnos “duros” preparados para la competencia en un mundo de ofertas
y demandas, en los que la espiritualidad no es cualidad prioritaria (¿Habrá
cambiado mucho esta escuela capitalista?)
El quería
que el nuevo ciudadano de América Latina fuera más que eso, preparado para la
vida científico-técnica que se avizoraba, pero conocedor de su historia, capaz
de asumirla y con un basamento ético humanista y solidario.
En sus
escritos pedagógicos dispersos en sus obras periodísticas, por suerte hoy
recopilados por varios autores como Herminio Almendros y Elsa Vega Jiménez,
José Martí trata temas tan interesantes como: la relación maestro-escuela; la
relación de la educación con su época, la educación de la mujer(tan polémica en
su época), la educación moral, la autoctonía en la enseñanza, la educación
física, la relación estudio trabajo, la educación estética, la enseñanza de la
historia, la educación práctica, la formación del maestro, la educación en la
ternura, la relación de la educación y la enseñanza y muchos temas colaterales
que muestran a un pedagogo integral preocupado porque el hombre comprenda la
sociedad humana y la naturaleza, viva en
armonía con ella y esté preparado para vivir en un mundo mejor.
Su ideario
pedagógico mantiene hoy su vigencia en Cuba y en todos los que le quieran
seguir en el mundo, dada su manera de interpretar la educación del ser humano,
de modo integral y aplicando las más avanzadas técnicas y métodos del momento.
Su profunda y amplia cultura, su experiencia social, su ideal democrático y
revolucionario lo hacen uno de los intelectuales a citar en cuanto a la
formación del hombre en la sociedad contemporánea.
Para cerrar esta breve semblanza sobre esta
importante faceta de José Martí nada mejor que este fragmento de su pensamiento
pedagógico:
“Educar es depositar en cada hombre la obra humana
que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta
el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y
no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar
al hombre para la vida”[1]
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