martes, 25 de agosto de 2015

CUBA, LISTAS LAS ESCUELAS




En medio de una gran sequía, el pueblo cubano alegre y persistente prepara por estos días todos los medios a su alcance para alistar las escuelas de todas las enseñanzas e iniciar el nuevo curso escolar, con las escuelas recién pintadas, la base material dispuesta para ser distribuida de modo gratuito a cada alumno, un maestro en cada aula, pese a la tensión por cubrir plazas en algunas provincias, principalmente la capital, y tratando que el promedio de alumno por maestro no rebase los 30.
 Podemos decir con orgullo que el 100 % de todo el que tiene edad escolar está en el sistema de enseñanza, y que a pesar del BLOQUEO,( nadie lo olvide, sigue ahí, apoyado por los apóstatas de siempre) se garantiza que  todos los niños y jóvenes tengan escuela, maestro y su base materia de estudio.
 Lo demás queda por la FAMILIA, el estado garantiza este derecho de forma gratuita pero toca a cada núcleo familiar preocuparse por el rendimiento de su hijo, su disciplina, su asistencia, el apoyo a sus estudios y su futuro, porque ellos son el mañana y la continuidad del todo que se llama SOCIEDAD CUBANA REVOLUCIONARIA, ¡Sirvió, me basta

miércoles, 19 de agosto de 2015

Un maestro llamado José Martí (2)


Dibujo de Orestes Suárez

Mucho vio el Apóstol en su tiempo de residencia en los Estados Unidos, de esa época son la mayoría de sus escritos sobre temas de educación, que abarcarán diversos aspectos que van desde lo ético al contenido de las escuelas, opinando que la educación no podía estar divorciada de la vida y que si un país quiere ciudadanos útiles y cultos, debe formarlos en base al más actualizado estudio de las ciencias, pero no en la abstracción de los libros y las fórmulas solamente, sino en su interacción con la vida. Nada debe enseñarse, sino se sabe su utilidad y para ello el alumno debía estar vinculado al taller, la experimentación, la tierra, la investigación y la práctica en sentido general.

 Esta escuela creadora que Martí promueve no debía formar solo al ser humano en el conocimiento de las ciencias, sino que él presta una atención especial a la formación ética y espiritual del ciudadano.

 Al analizar la escuela norteamericana y europea de su tiempo, critica el fruto de su sistema: alumnos “duros” preparados para la competencia en un mundo de ofertas y demandas, en los que la espiritualidad no es cualidad prioritaria (¿Habrá cambiado mucho esta escuela capitalista?)

 El quería que el nuevo ciudadano de América Latina fuera más que eso, preparado para la vida científico-técnica que se avizoraba, pero conocedor de su historia, capaz de asumirla y con un basamento ético humanista y solidario.

 En sus escritos pedagógicos dispersos en sus obras periodísticas, por suerte hoy recopilados por varios autores como Herminio Almendros y Elsa Vega Jiménez, José Martí trata temas tan interesantes como: la relación maestro-escuela; la relación de la educación con su época, la educación de la mujer(tan polémica en su época), la educación moral, la autoctonía en la enseñanza, la educación física, la relación estudio trabajo, la educación estética, la enseñanza de la historia, la educación práctica, la formación del maestro, la educación en la ternura, la relación de la educación y la enseñanza y muchos temas colaterales que muestran a un pedagogo integral preocupado porque el hombre comprenda la sociedad humana  y la naturaleza, viva en armonía con ella y esté preparado para vivir en un mundo mejor.

 Su ideario pedagógico mantiene hoy su vigencia en Cuba y en todos los que le quieran seguir en el mundo, dada su manera de interpretar la educación del ser humano, de modo integral y aplicando las más avanzadas técnicas y métodos del momento. Su profunda y amplia cultura, su experiencia social, su ideal democrático y revolucionario lo hacen uno de los intelectuales a citar en cuanto a la formación del hombre en la sociedad contemporánea.

Para cerrar esta breve semblanza sobre esta importante faceta de José Martí nada mejor que este fragmento de su pensamiento pedagógico:

“Educar es depositar en cada hombre la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida”[1]


[1] Revista “La América”, Nueva York, Nov de 1883. T. VIII, p. 281