El
14 de junio de 1928 nació en Rosario, Argentina, Ernesto Guevara de la Serna,
nuestro querido “Ché”, una figura carismática y de aportes extraordinarios al
quehacer revolucionarios de nuestros días. Los cubanos tuvimos el inmenso
privilegio de verlo crecer en el ámbito cubano como guerrillero, estadista y
ser humano.
De hecho el Che dejó entre nosotros su faceta
más fructífera para todas las generaciones que vinieran después, la de educador.
Con su ejemplo y su intransigencia formó
en los hombres bajo su mando y en
quienes lo conocieron la convicción de que a la sociedad nueva le correspondía
un “hombre nuevo”, del que fue sin duda
el modelo. Ese hombre nuevo solidario, altruista, capaz de luchar por la causa
de los humildes desde el lugar que le asignara la historia y las veleidosas
circunstancias, fue él.
Mi generación lo vio vivo, actuante,
constructor de la nueva sociedad, impulsor de las nuevas conductas para la
sociedad socialista modélica que soñó y que hoy nos queda como la utopía que
alcanzará la humanidad cuando sea capaz de dejar a un lado los egoísmos y las
ambiciones fanáticas de poder y enriquecimiento.
Como homenaje a este nuevo aniversario del
nacimiento del Che traigo unas anotaciones que hice hace ya varios años, con
respecto a su pensamiento sobre José Martí:
El 28 de enero de 1961, aniversario del
natalicio de José Martí y en un año en el que Cuba se había comprometido ante
el mundo librarse del flagelo del analfabetismo, se produjo este hermoso
encuentro del Comandante Ernesto Guevara con un grupo de entusiastas jóvenes
que lo aclamaban; con su peculiar manera de dirigirse al pueblo el Che dijo:
“Hoy se cumple un nuevo aniversario del
natalicio de José Martí, y antes de entrar en el tema quiero prevenirles una
cosa: he escuchado hace unos momentos: ¡Viva el Che Guevara!, pero a ninguno de
ustedes se les ocurrió hoy gritar: ¡Viva Martí!... y esto no está bien...”
Más adelante explica a los jóvenes allí
reunidos lo que significa Martí para los revolucionarios, “...Martí fue el mentor de
nuestra Revolución a cuya palabra había que recurrir siempre para dar la
interpretación justa de los fenómenos históricos que estábamos viviendo, y el
hombre cuya palabra y cuyo ejemplo había que recordar cada vez que se quisiera
decir o hacer trascendente en esta patria... porque José Martí es mucho más que
cubano; es americano, ...su voz se escucha y respeta no solo aquí en Cuba sino
en toda América”
El guerrillero argentino-cubano que conoció
del arraigo del Apóstol en el pueblo cubano profundiza en el modo mejor de
rendirle homenaje al inspirador ideológico de la Revolución Cubana:
“Se puede honrar a Martí citando sus frases bonitas, frases perfectas, y además, y
sobre todo, frases justas. Pero se puede y se debe honrar a Martí en la forma
en que él quería que se le hiciera, cuando decía a pleno pulmón: “La mejor
manera de decir es hacer”
La ejemplar vida del Guerrillero Heroico fue
su mejor modo de rendirle homenaje al Cubano Mayor. El pudo conocerlo poco,
como bien dice en otros momentos, había leído algo de su poesía y aprendió de
su obra y ejemplo con los cubanos en la preparación de la insurrección, en la
guerra y ya triunfante la Revolución.
Pudo aquilatar el valor de la vida y la obra
de José Martí, no solo para los cubanos, sino para los latinoamericanos y los
desposeídos de la tierra, con los que quiso su suerte echar.
Sus palabras de ese día se centraron en
explicar a los jóvenes cubanos el modo de honrar a Martí enfatizando su
identificación con aquella máxima martiana que expresa: “Todo hombre verdadero debe
sentir en la mejilla el golpe dado a cualquier mejilla de hombre”
porque para él ese aforismo definía a un revolucionario en la lucha por lograr
la plena emancipación humana, por eso murió Martí, por eso también murió el
Che.
Al terminar su alocución, después de
recordarles el amor de José Martí por la niñez y la juventud, el Che les pidió
a los allí reunido que lo despidieran como lo habían recibido,”...pero
al revés: con ¡Viva Martí que está vivo!”
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