martes, 8 de julio de 2014

LA PREOCUPACIÓN PERENNE DE LA CUBA DE HOY





En la Cuba de hoy, la que hemos construido desde 1959, hay una preocupación de primer orden, esta está ligada a la formación integral y lo más virtuosa posible de las nuevas generaciones de cubanos, niños y jóvenes que viven hoy el reto de conjugar modernidad y tradición, ética y moda, apertura al mundo y mirada profunda a sí mismo, libertad y responsabilidad, prosperidad y altruismo,  desarrollo pleno de la personalidad y consciente participación en la sociedad que construimos, y muchos más retos que cada generación tiene, más las asignaturas pendientes que las generaciones pasadas no pudieron resolver.
 Hoy la posibilidad de crear un país próspero en Cuba, pasa por la distribución más justa del fruto del trabajo, (A cada cual según su trabajo) pero sin olvidar que siempre hay en la sociedad personas que están en estado de desventaja social, bien por discapacidades, bien por situaciones sociales que lo pusieron en ella.
 No tendrá sentido tanto sacrificio en años de Revolución, si algún niño no tiene escuela, si alguien se acuesta sin comer, si alguien duerme en la calle por falta de un techo, si miramos hacia otro lado cuando otro necesita de la solidaria mano que le ayude, si la parte humana que nos distingue se llena con la egoísta fórmula de dejar que otro se ocupe por los problemas que nos conciernen.
 La sociedad cubana está cambiando, a muchos le asusta, porque  las “conquistas logradas” se convertían muchas veces en bastón para el pícaro, desidia e indolencia para los que se acostumbraron a que el estado proveyera todo, sin casi mover un dedo, esperando lo que “le tocaba”, contribuyendo poco, sobreviviendo en precariedad y conformándose con ese estatus de pobreza eterna del que no podían salir.
 Hoy estamos convocados a la participación plena y real, a trabajar no solo por cuenta del estado, sino explotando  nuestras capacidades en proyectos y negocios que mejoren nuestra economía, en bien nuestro y de todos, sin dejar de ser una sociedad socialista.
 Pero en este contexto nuevo la formación ética del ciudadano preocupa, la sociedad no puede ser una selva donde el más fuerte o el más pícaro saquen partido de las “oportunidades” o “debilidades” del sistema social o de las necesidades de su conciudadano, ese mundo no puede ser el “proyecto social cubano”, de impedirlo estamos responsabilizados todos los que creemos que un ser humano mejor es posible. Para eso se hizo una Revolución, continuémosla.

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