En
la Cuba de hoy, la que hemos construido desde 1959, hay una preocupación de
primer orden, esta está ligada a la formación integral y lo más virtuosa
posible de las nuevas generaciones de cubanos, niños y jóvenes que viven hoy el
reto de conjugar modernidad y tradición, ética y moda, apertura al mundo y
mirada profunda a sí mismo, libertad y responsabilidad, prosperidad y
altruismo, desarrollo pleno de la
personalidad y consciente participación en la sociedad que construimos, y
muchos más retos que cada generación tiene, más las asignaturas pendientes que
las generaciones pasadas no pudieron resolver.
Hoy la posibilidad de crear un país próspero
en Cuba, pasa por la distribución más justa del fruto del trabajo, (A cada cual
según su trabajo) pero sin olvidar que siempre hay en la sociedad personas que
están en estado de desventaja social, bien por discapacidades, bien por
situaciones sociales que lo pusieron en ella.
No tendrá sentido tanto sacrificio en años de
Revolución, si algún niño no tiene escuela, si alguien se acuesta sin comer, si
alguien duerme en la calle por falta de un techo, si miramos hacia otro lado
cuando otro necesita de la solidaria mano que le ayude, si la parte humana que
nos distingue se llena con la egoísta fórmula de dejar que otro se ocupe por
los problemas que nos conciernen.
La sociedad cubana está cambiando, a muchos le
asusta, porque las “conquistas logradas”
se convertían muchas veces en bastón para el pícaro, desidia e indolencia para
los que se acostumbraron a que el estado proveyera todo, sin casi mover un
dedo, esperando lo que “le tocaba”, contribuyendo poco, sobreviviendo en
precariedad y conformándose con ese estatus de pobreza eterna del que no podían
salir.
Hoy estamos convocados a la participación
plena y real, a trabajar no solo por cuenta del estado, sino explotando nuestras capacidades en proyectos y negocios
que mejoren nuestra economía, en bien nuestro y de todos, sin dejar de ser una
sociedad socialista.
Pero en este contexto nuevo la formación ética
del ciudadano preocupa, la sociedad no puede ser una selva donde el más fuerte
o el más pícaro saquen partido de las “oportunidades” o “debilidades” del
sistema social o de las necesidades de su conciudadano, ese mundo no puede ser
el “proyecto social cubano”, de impedirlo estamos responsabilizados todos los
que creemos que un ser humano mejor es posible. Para eso se hizo una
Revolución, continuémosla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario