jueves, 6 de octubre de 2016

UN HURACÁN DE SOLIDARIDAD




Ya pasó, muy mediático y protagonista por más de cinco días de los medios cubanos, el huracán Matthew, cruzó lentamente por el extremo más oriental de la isla de Cuba, por el hocico del caimán, en regiones muy vírgenes y de mucho valor sentimental, humano e histórico para los cubanos.
 Desde que rectificó su rumbo todos pensamos en la ciudad primada de Cuba, Baracoa, la ciudad dormida, la que significa el confín al hablar de distancias en la isla, pero que es un hermoso paraje paisajístico con una cultura autóctona dentro de la amalgama cultural cubana. Ellos tal vez estén recordando ahora la maldición del “pelú”, que dijo que Baracoa nunca levantaría cabeza.
 Para hacer falsa esa profecía miles de cubanos de todo el archipiélago están allí o preparan su arribo lo más pronto posible para reconstruir esta bella ciudad de vivir apacible, rodeada de ríos y arena de río, con un malecón sin pretensiones pero hermoso en el que habrá que reconstruir el famoso “Hotel de la Rusa” ese que Alejo Carpentier inmortalizó en una de sus novelas, por fortuna y como gran logro del sistema de defensa civil cubana no hubo que lamentar ninguna víctima fatal y más temprano que tarde volveremos por la villa hermosa y sencilla al pie del Yunque de Baracoa, mil veces más hermosa. ¡Fuerza hermanos Cuba estera está en Baracoa!

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