miércoles, 16 de diciembre de 2015

LA POLÍTICA DEL PALO Y LA ZANAHORIA



 Sin el menor rubor por lo que dice el presidente de los Estados Unidos, Barak Obama acaba de hacer declaraciones para la cadena de noticias Yahoo News en Nueva York expresando sus puntos de vista sobre el mantenimiento del bloqueo a Cuba y de las políticas unilaterales e injerencistas de los círculos de poder de los Estados Unidos hacia Cuba.
 El gobierno cubano debe tomar nota, pero el pueblo cubano debe abrir los ojos porque la candidez y la “inocencia” política pueden costarnos caro como nación. La historia reciente y pasada de las relaciones entre nuestras dos naciones nunca han sido de relaciones de igualdad sino todo lo contrario, las de imposición, prepotencia e intervención en los asuntos internos de nuestra Cuba.
 Para los incautos y los que esperan beneficiarse de estos “cambios condicionados” le exponemos como botón de muestra algunos párrafos del presidente de los Estados Unidos:
“Nosotros podemos hacer algunas determinaciones acerca de cómo se implementa el embargo actualmente y podemos presentarle argumentos más fuertes al Congreso sobre la importancia de eliminar el embargo, si el gobierno cubano introdujera reformas más sustanciales
Nuestra teoría original —dijo Oba­ma— no era que íbamos a ver cambios inmediatos ni que el control que ejerce el gobierno iba a suavizarse, sino más bien que con el tiempo se establecerían las condiciones para una transformación sustancial.
“Si ellos quieren disfrutar de todos los beneficios de su reincorporación a la economía mundial, entonces van a tener que acelerar las reformas que hacen falta”, añadió.
 “Mientras más vean los beneficios de las inversiones de Estados Unidos, de los dólares de los turistas norteamericanos moviéndose dentro de la economía, de las telecomunicaciones abriéndose para que los cubanos obtengan información sin censura, más se sentarán las bases para los cambios mayores que están por venir”.
“No hay dudas de que les encantaría tener Guantánamo de vuelta. Imagino que será una larga discusión diplomática que se extenderá más allá de mi administración”, añadió sin negar la posibilidad de que esa devolución finalmente se materialice, lo cual es una demanda histórica del pueblo cubano amparada en la ley internacional y los derechos de soberanía sobre su territorio.
 Si esto no es injerencia en nuestros asuntos internos, “que baje Dios y lo diga” (como reza el refrán).
 A título personal de cubano de a pie, que ha vivido toda su vida en Cuba, trabajando para su sociedad imperfecta, comprometido con sus sueños y sus ideales, contestatario, informado y con un alto concepto de la libertad individual, con toda nuestra historia a cuesta le digo al presidente de los Estados Unidos que este es un país soberano, con un pueblo que hizo una Revolución profunda y radical hace más de cincuenta años que tiene amigos (muchos) pero que no aceptará jamás amo.

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